Según el maestro Waldorf suizo Robert Thomas, “desde que existen escuelas (...), una de las tareas principales de los maestros ha sido observar, evaluar, valorar y clasificar el trabajo de los alumnos (Thomas, 2005). Más adelante, Thomas destaca que el tema de la evaluación se basa en tres aspectos fundamentales: el qué, el cómo y el quién. El qué son los hechos medibles, el cómo atañe a la relación entre el alumno y el profesor, y el quién indica la persona que aprende y evoluciona. Lo que captamos de una persona es algo único; no se puede tipificar, generalizar o medir. Nunca se puede completar, sino que permanece abierto.
En general evaluamos el pasado, lo que ya ha sucedido. Pero la evaluación también incluye un sentido de aquello que emerge, lo que está en un estado de evolución. Podemos intentar comprender el futuro del alumno a medida que emerge, por ponerlo en palabras de Otto Scharmer (Scharmer, 2009). Una evaluación puede ser igualmente una especie de mensaje desde el futuro que nosotros, en tanto que maestros y profesores, intentamos leer. Esto significa que nuestra evaluación debe dejar un espacio para el desarrollo potencial de la persona, y hacerlo bien puede contribuir a sentar las bases para un futuro saludable. Así pues, en la valoración tenemos que crear un espacio para la voz de la persona que estamos evaluando y estar atentos a las señales que nos indiquen en lo que se va a convertir: el sello distintivo de esa persona que se va a manifestar en forma de acciones, gestos y actos de creación. Al hacerlo, debemos tener mucho en cuenta que nuestros juicios pasados podrían llegar a limitar dicho potencial.
El quién se refiere a la persona que lleva a cabo la evaluación. Cómo evaluamos manda un mensaje claro y define la naturaleza de la relación. ¿Es una valoración bien intencionada, respetuosa y prudente o bien distante, “objetizante” (es decir, que trata a la persona como un objeto o incluso como una estadística) y restrictiva (alumno flojo, buen alumno, alumno medio)? La calidad de una evaluación depende de la cualidad de observar, escuchar y entender.
Evaluar los aprendizajes en un contexto Waldorf implica que sabemos lo que significa aprender desde una perspectiva antroposófica. Sorprendentemente hay muy poco publicado sobre lo que es en realidad la visión Waldorf del aprendizaje, aunque Jost Schieren hizo recientemente una aportación interesante (Schieren, 2012). El aprendizaje es un tema complejo en el cual no puedo adentrarme ahora, pero quizás los dos aspectos más relevantes a recordar sean que el aprendizaje es un proceso que, por un lado, transforma el conjunto de la persona y por tanto cambia cómo somos y cómo actuamos; y, por el otro, tiene que ver con el hacer y con el compartir significados sobre uno mismo, los otros y el mundo.
Permítanme que deje clara desde el principio cuál es mi visión de la evaluación de los aprendizajes. Fui corresponsable de la creación y la publicación de la que probablemente sea la primera definición pública de los resultados de aprendizaje clase por clase (para las asignaturas de matemáticas, inglés en los colegios anglosajones y primera lengua extranjera) en el mundo editorial Waldorf (Mepham & Rawson, 1997; Rawson & Richter 2000). Aunque he ido fomentando regularmente el uso de la evaluación para el aprendizaje y criticado la falta de buenas prácticas evaluativas en los colegios Waldorf, al cabo de los años mi preocupación es más bien que el péndulo se ha decantado demasiado hacia el otro lado.
En este artículo reviso uno de mis intereses básicos de los principios pedagógicos Waldorf. Se trata de una versión bastante reducida de un artículo mucho más extenso sobre esta cuestión.
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Martyn Rawson es profesor de secundaria y bachillerato en la escuela Waldorf de Elsmhorn, Alemania, y también del programa de máster del Seminario Waldorf de Kiel, igualmente en Alemania. Es profesor invitado de la Escuela Libre de Stuttgart y del Seminario de Formación de Maestros Waldorf en Londres. Profesor de investigación asociado del Institute of Education de la Universidad de Plymouth en el Reino Unido, ha publicado ampliamente sobre temática Waldorf, además de co-editar The Tasks and Content of the Steiner-Waldorf Curriculum (Avison & Rawson, 2014).
Por favor, también mirar a la nueva página web de Martyn: <link http: learningcommunitypartners.eu _blank external-link-new-window el enlace externo en una ventana>
Este artículo se publico originalmente en el Research Bulletin del Waldorf Research Institute, Otoño-Invierno 2015, Vol. 20 (2). Agradecemos a su autor y al Waldorf Research Institute su permiso para publicarlo.
Traducido por Montserrat Babí