Para el “Informe sobre los jóvenes y la naturaleza 2010” i, 13.000 alumnos alemanes de las clases séptima a novena tuvieron que responder una serie de preguntas sobre su visión de la naturaleza. Sólo uno de cada tres alumnos ha tenido alguna vez en la mano un escarabajo o una mariposa. Esos mismos jóvenes pasan cuatro o más horas al día delante de una pantalla, y sólo un diez por ciento de ellos cree que las clases de ciencias naturales de su escuela tienen alguna relación con la naturaleza.
Gerd Sonnleitner, presidente de la organización “information.medien.agrar e.V.”, comenta el resultado de este estudio: “Hoy muy pocos niños y adolescentes tienen la oportunidad de tener algún contacto con la naturaleza. Actividades que eran típicas de mi generación, como por ejemplo ayudar en una granja durante las vacaciones de verano o hacer algún trabajo de jardinería, se consideran ahora del todo exóticas. Por lo tanto, no es de extrañar que algunos niños piensen que una gallina pone más de seis huevos al día.”ii
Un punto de vista educativo que da un paso adelante
Está claro que no podemos dar marcha atrás en el tiempo. Los medios digitales forman parte de la vida de los jóvenes. Por consiguiente es más importante que nunca que las escuelas ofrezcan una educación en ciencias naturales eminentemente práctica, que permita un contacto directo con la naturaleza y que, por encima de todo, priorice las experiencias sensoriales. Las actividades prácticas, combinadas con experiencias sensoriales que funcionan como “ventana al mundo” pueden actuar a modo de medicamento armonizador para el adolescente.
He aquí la visión pedagógica que se promueve en las escuelas Waldorf. En nuestra “Freie Waldorfschule Oberberg”, en Alemania, la educación en la naturaleza empieza en la primera clase. Las actividades prácticas relacionadas con la naturaleza, como son elaborar pan en un horno de arcilla, o hacer fieltro en el jardín de la escuela, o cultivar la tierra (por ejemplo durante el bloque de la tercera clase dedicado a la agricultura) son una constante.
La horticultura como materia se enseña de forma continuada desde las clases sexta a décima. Durante el proyecto de silvicultura de la séptima clase, los alumnos ponen en práctica la observación del paisaje y las habilidades propias de la silvicultura. Gracias al trabajo práctico en las granjas, los alumnos de la novena clase experimentan la ajetreada vida de los granjeros. Todo ello culmina en un último curso de jardinería durante la décima clase, en el que los alumnos se responsabilizan de biotopos artificiales y naturales. Por último, durante el bachillerato, los alumnos llevan a cabo un trabajo de campo sobre ecología y elaboran un estudio analítico de las ciencias de la vida.
En las escuelas Waldorf la horticultura ayuda en gran manera a los jóvenes a alcanzar una visión holística de la naturaleza y del mundo como un todo. Esta forma de entender las cosas les puede aportar una sólida base para toda su vida, sobre todo en la era actual de los medios digitales, independientemente de lo realistas que puedan parecer los mundos “secundarios” de los ordenadores y las redes sociales. Las personas, como seres biológicos, son parte de la totalidad del cosmos de la naturaleza y dependen de él. Los niños necesitan vivir, disfrutar y observar sus entornos naturales para poder desarrollar una actitud interior positiva hacia el medio ambiente.
Sin embargo, la observación no basta. Ésta es la razón por la cual los alumnos trabajan y se ocupan de la tierra, el huerto y las plantas mediante un aprendizaje práctico. También aprenden a modelar el paisaje en forma de biotopos. Además, trabajan otras “habilidades intangibles” como la planificación, implementación, resistencia física, independencia y creatividad. Todo aquello a lo que los jóvenes se enfrentan cuando están al aire libre incrementa su fuerza de voluntad y fomenta su desarrollo posterior.
Horticultura educativa –¡¿una característica específica?!
Las clases de horticultura son una característica específica de las escuelas Waldorf, ya que esta materia no suele impartirse en otras escuelas. Los profesores de horticultura, como profesores de una materia no común, tienen que estar constantemente justificando su trabajo. Esto ocurre incluso teniendo en cuenta que la horticultura se incluyó formalmente en el curriculum a partir de la conferencia del 6 de marzo de 1920, y que desde entonces ha formado parte íntegra del curriculum Waldorf, a lo largo de estos últimos 90 años.
Como afirma M. Mackensen en la revista “Lehrerrundbrief”, “A veces la horticultura se considera marginal. Sin embargo, quiero demostrar que es una parte fundamental de la transición hacia la educación secundaria y el bachillerato. De hecho, la educación Waldorf lo exige. Si eliminamos la horticultura, faltará algo en todas las clases de la secundaria y el bachillerato. Desde un punto de vista antroposófico, la enseñanza de la biología en las clases séptima a décima, con su antropología en espiral ascendente, está íntimamente relacionada con la pubertad. Los bloques de la lección principal permiten una visión espiritual de los aspectos cósmicos de los seres humanos. La horticultura pone en práctica la volición hacia el aspecto cósmico en el mundo exterior. Si eliminamos la experiencia que aporta el trabajo sistemático en el huerto, la voluntad de trabajar se verá amenazada en toda la etapa secundaria. ¿Existe alguna escuela que no padezca esta falta de volición? Y, de hecho, ¿no la padece toda la raza humana?” iii
Igualmente, me gustaría citar a Rudolf Steiner durante su primera conferencia ante los profesores de horticultura, en los años 20.
“Es de una importancia vital para el desarrollo social de una persona el haber experimentado con sus propias manos que siempre dependemos del trabajo de los demás”.
Y también: “Las personas que han recibido clases de horticultura serán capaces de decidir si un método o una acción agrarios concretos son o no adecuados; no porque lo hayan estudiado, sino porque se basarán en su propia intuición. Este tipo de formación también permite poner en práctica la fuerza moral. Los efectos de este tipo de enseñanza sólo se verán reflejados en la actitud social del adulto”.iv
Para los padres es importante entender el valor educativo de la horticultura cuando sus hijos empiezan las clases en el huerto o en el jardín. El autor destaca tres aspectos educativos esenciales de esta materia escolar:
1. La horticultura contribuye al desarrollo del adolescente
Durante la pubertad, el cuerpo alcanza la madurez sexual; es el despertar del juicio personal y del intelecto. Los adolescentes dejan de ver el mundo a través de los ojos de sus padres y maestros. Debemos ofrecerles la oportunidad de vivir experiencias significativas para que, basándose en ellas, puedan descubrir objetivamente los principios que rigen el mundo, así como sus propias habilidades.
Ese mismo mundo corregirá y perfeccionará el juicio de los adolescentes: con los resultados de su esfuerzo en el huerto, por ejemplo, que hablan por sí mismos.
El trabajo eminentemente práctico es el contrario del pensamiento abstracto y objetivo propio de las matemáticas, por ejemplo. La actividad artística tiene sus raíces en el centro, en el mundo del sentir. Esta unidad forma una base equilibrada sobre la cual el pensamiento, el sentimiento y la voluntad se desarrollan armoniosamente en el ser humano.
2. La horticultura permite un encuentro con el mundo y entrena la voluntad
La horticultura en las escuelas Waldorf es parte de la realidad de la vida “en la que conectamos activamente con el mundo, y por lo tanto lo experimentamos en su totalidad.” (M.Mackensen)v
La interconectividad del mundo se refleja en el huerto y el jardín, en las actividades individuales de los seres humanos con la tierra. La horticultura pide al alumno que establezca una conexión con el organismo del huerto o del jardín, para que tome conciencia de la necesidad del trabajo que requiere y para que aprenda sus técnicas.
Los profesores que imparten clases en el huerto tienen como objetivo favorecer la consciencia, diferenciar y profundizar en la percepción de los organismos vivos y usar la fuerza de voluntad en actividades relevantes.
3. La horticultura como base para una ecología responsable
La horticultura es un componente del concepto de ecología del movimiento Waldorf.
El adolescente debería aprender a interactuar con el medio ambiente de una forma responsable. Como seres biológicos, formamos parte de la red cósmica. Por lo tanto, desarrollar la consciencia ecológica de los alumnos debería servir para inspirar una actitud interior positiva hacia la naturaleza y el medio ambiente. Para conseguirlo, es importante que los alumnos aprendan a percibir y a disfrutar el medio ambiente, a observarlo y a investigarlo, y a trabajar la tierra cuidadosamente.
Es fundamental que los alumnos experimenten los cambios de la naturaleza a lo largo del año. Por motivos económicos, a veces las escuelas sólo imparten horticultura durante seis meses, no la ofrecen hasta la décima clase o desaparece de los primeros años de la secundaria. Un ahorro en la materia equivocada.
El jardín de la escuela – El corazón de la escuela o sólo un gasto?
Los participantes en el Congreso Internacional para maestros de horticultura de Dresden, Alemania, en enero de 2010, hicieron la siguiente pregunta: El jardín de la escuela (con sus espacios ajardinados, sus prados y campos, sus charcas, sus casetas, su compost amontonado, graneros y animales) ¿es sólo un gasto extra o es el corazón de una escuela Waldorf?
¡Esperemos que lo segundo! El jardín de la escuela es un lugar para experimentar; un lugar donde niños y adolescentes no solamente trabajan sino que perciben, observan, sienten, superan obstáculos, son felices y se lo pasan bien. Y puede ser mucho más. Es el lugar donde cosechamos las verduras frescas para la cocina de la escuela y para la sala de profesores. Dejemos que los profesores se sienten en el jardín, respiren hondo y disfruten de las flores.
Traducido por Montserrat Babí
www.ima-agrar.de/fileadmin/redaktion/bilder/pressemitteilungen/jugendreport2010_RZ_150.pdf
iiIbid.
iiiLehrerrundbrief der Pädagogischen Forschungsstelle beim Bund der Freien Waldorfschulen, Stuttgart. Fecha desconocida.
www.schulgarten.ch/texte/angaben.htm
vLehrerrundbrief der Pädagogischen Forschungsstelle beim Bund der Freien Waldorfschulen, Stuttgart. Fecha desconocida.