¿Los maestros chinos siguen el plan de estudios de Tobias Richter y, si es así, cómo lo adaptan a su contexto cultural?
Ben Cherry: Yo diría que en general (porque todos son maestros nuevos) necesitan algo que imitar la primera vez y luego, cuando ya tienen un poco de experiencia, empiezan a experimentar con su propios referentes. Y estos maestros desean de verdad redescubrir los tesoros de la cultura china. Existe un área de investigación actual basada en cuándo hay que introducir qué cosas y de qué manera.
¿Qué significa realmente “cultura china”?
Incluye cuentos, aspectos históricos, literarios, filosóficos y, claro está, caligrafía y arte chinos. Las escuelas adoptan actitudes distintas. Algunas quieren sustituirlo todo, pero ésta no es la actitud habitual que el Foro Waldorf de China promueve. Más bien se trata de redescubrir las fuentes chinas y también de intentar entender verdaderamente lo que ya se ha hecho a nivel de educación Waldorf. En otras palabras, profundizar más en el desarrollo y los procesos infantiles y en cómo aprenden los niños. Porque, si no, se trata simplemente de un “corta y pega”. No es sostenible y no es productivo que una escuela diga que no le gusta la mitología nórdica y la sustituya por cualquier cuento chino escogido al azar.
¿Algún ejemplo?
Ya en la primera clase está la cuestión de qué tipo de cuentos tradicionales y cuentos de hadas contar a los alumnos. Ha habido varias revoluciones culturales a lo largo de la historia de China, y no sólo en el siglo pasado. Hace 2000 años hubo una revolución cultural importantísima y muchos recursos antiguos fueron simplemente eliminados. Aunque la cultura china es muy rica, también existe de alguna manera un gran vacío. Si el maestro siente de verdad que tiene que ser algo chino, tiende a escoger el primer cuento antiguo que le viene en mente. Y no necesariamente será adecuado para un niño de la primera o segunda clase.
¿Cuáles son los retos principales en la formación de maestros?
El mayor reto es encontrar el equilibrio entre las necesidades más urgentes (ya que muchos maestros en formación ya están dando clases) y las intenciones reales de la formación de maestros: sentar las bases para el futuro para que los nuevos maestros vayan siendo cada vez más autónomos. Si entienden lo que están haciendo y por qué lo están haciendo entonces podrán tomar sus propias decisiones. Así pues, uno de los retos es la velocidad y el otro el gran número de inscritos. Por ejemplo, en el curso de formación de maestros en el sur de China hay 180 alumnos.
¿Y cuántas escuelas hay?
Depende de lo que entendamos por escuelas. Pero que sepamos hay más de 60 iniciativas relacionadas con la pedagogía Waldorf. Hay unos 400 jardines de infancia, aunque nadie lo sabe con exactitud. Y mientras hablo contigo, probablemente se esté abriendo otro en alguna parte. Es el espíritu global de China en estos momentos, el de lanzarse. Cabe recordar que la pedagogía Waldorf empezó allí hace sólo 12 años, en 2004, cuando se inauguró la primera escuela Waldorf.
¿Qué retos surgirán con la llegada de la educación secundaria en China?
Bueno, es el siguiente paso. La escuela de Chengdu ya está en la décima clase. Beijing y Guangzhou, en el sureste, en la octava. Están en un momento crucial; se preguntan si pueden seguir adelante o no. Lo que nosotros proponemos en Beijing y Guangzhou es trabajar conjuntamente para crear una secundaria y un bachillerato unificados con nuestra ayuda, en vez de tener cada uno su propia secundaria.
¿Cómo se introduce la caligrafía a los niños?
Los maestros con más experiencia están en Taiwán. La mayor escuela Waldorf de Taiwán es la escuela Ci-Xing. En sus 16 años de experiencia han aprendido que en la primera, segunda y tercera clases la caligrafía es más bien una extensión de la pintura. Pintan caracteres chinos en color. En la escuela Ci-Xing la caligrafía como tal empieza en la cuarta clase. Y el dibujo de formas es una preparación fantástica para los caracteres chinos, puesto que cada carácter es una combinación de líneas recta y curvas. Muchos maestros trabajan a partir de la evolución del carácter porque los caracteres antiguos son más vivos y plásticos que las formas actuales de los mismos.
¿Y cómo se interesan por la pedagogía Waldorf los padres? ¿Se está afianzando socialmente la pedagogía Waldorf?
Es algo reconocido incluso por el gobierno central que la educación convencional no está funcionado. Al pueblo chino le fascina todo lo nuevo, pero la gente quiere que tenga relación con su propia cultura. La mayoría de los padres son de la nueva clase media, con lo cual disponen de más tiempo y quieren saber más sobre educación. Muchas escuelas Waldorf empezaron como parvularios Montessori y después, cuando la gente empezó a conocer el movimiento Waldorf, rápidamente cambiaron de Montessori a Waldorf. Y esto sucedió porque se dieron cuenta de que la pedagogía Waldorf se basa realmente en intentar entender a los niños concienzudamente.
Se está afianzando en la sociedad a muchos niveles distintos. Un amigo mío estaba hablando hace poco con un profesor universitario en un congreso y cuando le dijo que colaboraba con la escuela Waldorf de Chengdu, este profesor comentó que cualquiera que quiera innovar de verdad en educación en China no puede ignorar el movimiento Waldorf. Dijo que hay que aceptar este hecho. Se trata de una situación extraordinaria.
¿Hay alguna diferencia significativa entre la gestión de la escuela Waldorf occidental y la china?
Ésta es una cuestión importante. Hemos organizado un congreso para el próximo año sobre el “Yo y el grupo”. Uno de los temas será el proceso del “Yo” encarnándose en la infancia y el encontrar el propio camino a lo largo de la vida. Además del congreso habrá debates, foros y otras iniciativas. Analizaremos cómo percibimos las diferencias entre Oriente y Occidente. Por ejemplo, yo diría que el “Yo” se encarna con más fuerza en los cuerpos occidentales que en los orientales. He oído a muchos euritmistas que vienen a Oriente decir que se quedan pasmados de lo rápido que se forma un grupo, de cómo la gente rápidamente conecta con lo que están haciendo los demás.
Sin embargo esto no se refleja necesariamente de una forma tan armoniosa cuando se trata de gestión escolar. He aquí por qué una de las tareas principales del Foro Waldorf de China es fomentar la calidad de esta pedagogía y protegerla. Pero no lo podemos hacer si no animamos a la gente a trabajar conjuntamente y a enseñarles maneras de cómo llevarlo a cabo. La tendencia de la gente estos primeros años y con tantas escuelas nuevas ha sido sentir que “esta es mi iniciativa y lo hago a mi manera”. Eso nos da una idea de cómo ha crecido el individualismo en los últimos 30 años desde que China se abrió al mundo; la gente desea encontrar su propio camino.
¿Cómo trabajan el auto-desarrollo los maestros?
La práctica del auto-desarrollo está muy arraigada a su cultura. Algunos maestros son budistas, otros se identifican más con el taoísmo o el confucionismo. Muchos no son religiosos, pero están abiertos al desarrollo espiritual. Cosas como los seis ejercicios preliminares de meditación se solapan en gran medida con la práctica budista. Les interesa saber si nosotros, “los extranjeros”, tenemos la voluntad suficiente para poner en práctica lo que predicamos. La influencia del Tai Chi o el Kung Fu es evidente; es el país del movimiento. Cada noche la gente sale a la calle a bailar. Y nos miran a nosotros los “occidentales” y piensan: “Bueno, vosotros trabajáis con la antroposofía, ¿y eso cómo afecta vuestra salud? ¿Estáis bien? ¿Tenéis hábitos saludables? ¿Sois disciplinados? ¿Predicáis lo que decís?”
¿Cómo se usa la palabra “yo” en chino? ¿Y las que hacen referencia a los miembros de la familia?
En muchas lenguas de la familia del chino, como por ejemplo la vietnamita, casi todos los pronombres son pronombres relacionados con la familia. En esta conversación probablemente yo te llamaría sobrina y tú me llamarías tío. En chino mandarín, hay más nombres abstractos para deisgnar yo y tú, y sólo una palabra para él, ella o esto, pero de todos modos los pronombres familiares se usan para atorgar honor una relación más estrecha. Por ejemplo, mucha gente del movimiento Waldorf en China me llaman abuelo. Ben Yéyé o incluso Bèn Yéyé, que significa tonto. El abuelo tonto, me gusta.
En realidad, tienen dos palabras para designar el yo. Una es muy común, “Wŏ”. En la traducción de Steiner, cuando él habla de “das Ich”, se suele traducir por una palabra antigua, “wu”, que sólo se puede usar como sujeto, nunca como objeto.
¡Muchas gracias por la entrevista y por las maravillosas explicaciones!
De algún modo, China siempre ha formado parte de la vida de Ben desde su infancia temprana, primero por los dragones azules pintados en la vajilla de su abuela en Escocia y por la convicción de los adultos que le rodeaban de acabarse la comida del plato: "Con toda esta gente pasando hambre en China...". Luego por la canción inglesa un tanto ofensiva 'Chinky, Chinky Chinaman' que le persiguió en el jardín de infancia, supuestamente por sus ojos un poco rasgados, y finalmente por las extrañas palabras 'Confucio dijo' seguidas de una frase sin sentido tallada en las paredes de madera de aquellos horribles servicios del internado en Inglaterra. En 1970, con 22 años, le vemos de pie en Hong Kong justo delante de la frontera con China, preguntándose si algún día cruzariá esa impresionante barrera de cemento y alambre, sin saber que 24 años más tarde, después de viajar y trabajar en muchas otras partes del mundo, y después de sentirse fascinado por los textos del Yi Ching y otros escritos de la China antigua, especialmente por la poesía de Chuang Tzu, y también al conocer por fin la obra de Rudolf Steiner a los 30 años y enseñar durante muchos años en una escuela Waldorf de Australia, conseguiria llegar allí al fin, y para 2016 pasaría nueve meses al año apoyando el creciente movimiento Waldorf, tanto en China como en Taiwan... Así pues, un sueño hecho realidad, pero claro, nunca de la forma en la que uno lo había soñado.
Traducido por Montserrat Babí