En Kenia la educación Waldorf empezó en 1989 con la escuela Rudolf Steiner Mbagathi en Nairobi. En 1992 un grupo de padres fundó el jardín de infancia Kileleshwa cerca del centro de la ciudad. Como no paraba de crecer, se trasladaron junto con los mayores a un sitio llamado Karen y fundaron una escuela primaria que posteriormente se convirtió en la escuela Waldorf de Nairobi. Hoy en día la escuela también cuenta con un jardín de infancia.
Actualmente la escuela Rudolf Steiner Mbagathi inicial acoge un jardín de infancia y las clases primera a octava, y una novena clase adicional para los exámenes oficiales. La escuela es un centro de exámenes acreditado. Todas las escuelas keniatas son fundadas por grupos de padres.
Silviah, ¡preséntate, por favor!
Hace quince años que trabajo como maestra del jardín de infancia. Antes dirigí un hotel, pero pronto me dí cuenta de que ése no era mi camino. Cuando tenía unos 22 años nació mi hermana pequeña y me ocupé de ella. Y justo después quise ser maestra, pero no en una escuela pública porque allí no había creatividad ni lugar para expresar mis ideas. Así pues en el año 2000 hice la formación para el currículo británico. Mi primer trabajo consistió en acompañar a un niño autista en el aula. Cuando este niño tuvo que volver a Inglaterra, viajé con él y con su familia y fue entonces cuando conocí la educación Waldorf.
¿Por qué eres una maestra Waldorf?
Lo que más me gusta de la educación Waldorf es la posibilidad de seguir el desarrollo del niño. No se trata de la lengua y las matemáticas. Se trata verdaderamente del desarrollo del niño como ser humano. ¿Cuáles son sus necesidades globales, pero también como persona? ¿Quién es ese niño? No tengo una respuesta clara a esta pregunta, pero juntos la podemos encontrar. Conozco a otros seres humanos y aunque sean pequeños y yo sea su maestra tengo algo que aprender de ellos. Tengo que estar constantemente reflexionando sobre su desarrollo, creándome retos y creciendo, y luego viene el niño.
Y al final, tengo la extraordinaria oportunidad de interactuar con los padres como parte de la comunidad porque juntos queremos avanzar.
¿Cuál es el punto fuerte principal de tu cultura?
Uy, tenemos muchos puntos fuertes; la narración de cuentos es uno de ellos. Somos una cultura que todavía cuenta fábulas, que casi se han perdido en otros sitios y que también se están perdiendo aquí en nuestro ámbito cultural. Pero la verdadera narración de cuentos es algo muy intenso para nuestros niños y la mayoría de maestros pueden incorporarlo porque forma parte de su cultura.
También somos un pueblo muy resistente. Me refiero a que el mundo suele hablar de la violencia, la enfermedad y el hambre en África y que la gente tiene que enfrentarse a estas circunstancias. Para mí, nuestro punto fuerte es que lo superamos casi todo. Realmente somos un pueblo imaginativo. En este mismo sentido, existen muy pocos juguetes como tales, pero encuentras niños jugando sólo con palos o con el barro de una forma increíblemente creativa y con la máxima alegría.
¿Qué aspecto específico destacarías de tu escuela?
La escuela Waldorf de Nairobi es muy multicultural y para poder trabajar juntos debemos encontrar lo mejor de nosotros dentro de cada uno. Este es un instrumento muy poderoso y nos motiva. También es la semilla para el futuro, cuando el mundo será más global.
En Kenia es muy habitual tener niñeras, por eso en Nairobi organizamos talleres para ellas para que con los padres formemos una familia alrededor del niño.
¿Qué tipo de educación “religiosa” celebráis en tu escuela?
Las estaciones por ejemplo tienen un cierto protagonismo; tienen un ritmo particular. ¿Qué se esconde detrás de esos cambios? Muestran lo que es rítmico en nosotros, pero fuera de nosotros también hay algo rítmico. Por lo tanto, en el jardín de infancia tenemos una mesa de la naturaleza que representa los cambios exteriores, pero también damos importancia a nuestros cambios interiores. Por ejemplo, en enero, febrero y marzo suele hacer mucho calor, todo está muy seco y nos recogemos en el interior. Por una u otra razón en esta época la economía se debilita. Así pues, en la mesa estacional tenemos ramas sin hojas, piedras o arañas que buscan comida en este período. Y luego a mediados de marzo llegan las fuertes lluvias y en un par de días todo está verde. Entonces nos nutrimos y es el momento de celebrarlo con una fiesta del arco iris de los colores de esta fase de transición. Se trata de una imagen muy rítmica para trabajar la sequedad y la humedad, el estar dentro y el salir fuera.
¿A qué retos se enfrenta la escuela?
Somos una escuela muy multicultural y esto significa que la gente viene y se va constantemente. Esto provoca una cierta inestabilidad, pero actualmente tenemos más familias keniatas que equilibran la situación. Y uno de nuestros principales retos es que durante todo estos años, desde que se fundó el jardín de infancia Kileleshwa, todavía no hemos encontrado un edificio o terreno permanente. Ahora mismo estamos trabajando principalmente en esto.
El otro aspecto es la formación en aumento de maestros, que nació a partir de estas escuelas que necesitaban maestros Waldorf cualificados. Desde hace ya 17 años cada tres meses vienen al jardín de infancia dos formadores de Sudáfrica, Peter van Alphen y Ann Sharfman, y ofrecen cursos para los maestros del este de África. Actualmente también estamos en una fase de transición es este sentido, ya que cada vez más africanos del este participan en esta formación y la consolidan.
¡Muchas gracias por la entrevista!
Formación de maestros del este de África: ver el informe actualizado en el Journal of the Friends of Waldorf Education, FJ 2015 (edición en inglés)
Traducido por Montserrat Babí