15 argumentos a favor de la horticultura educativa:
La vida de todos, en todo el mundo, tiene algún tipo de relación con el cuidado del medio ambiente, el cultivo de plantas comestibles y la tenencia de animales domésticos. Todos deberíamos saber algo de estos aspectos básicos de la vida.
La vida real entra en la escuela cuando creamos un huerto. Los huertos tienen que ver con todos los aspectos de la vida. Son lugares bonitos y todo necesitamos espacios así.
En los huertos surgen relaciones con la tierra, las plantas, los animales y las personas. Sólo podemos entender y amar las cosas con las que nos relacionamos de alguna forma.
En los huertos se necesitan mentes, corazones y manos. Hoy en día la mente es muy importante. Un huerto fomenta la educación y la harmonización de estas tres áreas.
Niños y adolescentes necesitan una gran variedad de experiencias sensoriales y también un encuentro directo con el sol, la lluvia, el calor, el frío, el olfacto, el gusto, el tacto, la belleza, el deterioro, la transformación, el crecimiento y la decadencia.
La jardinería nos ofrece una oportunidad única de conectar con la vida real. Este tipo de trabajo todavía esconde un sinfín de posibilidades por descubrir.
La jardinería fomenta muchas habilidades. Alimenta cualidades personales básicas para una carrera profesional enriquecedora.
Las habilidades sociales no se enseñan en los libros. Crear y trabajar un huerto de forma cooperativa es una competencia social puesta en práctica. Así, el huerto escolar pasa de “biotopo” a “sociotopo”.
¿Cuánto vale el trabajo de una persona? Si nos involucramos activamente en un trabajo real encontraremos la respuesta. Los niños experimentan cuántos conocimientos, esfuerzos y recursos se necesitan para cultivar aunque sólo sean unas pocas lechugas.
El huerto escolar establece el vínculo entre los contenidos ecológicos, científicos y culturales de las clases y la realidad en sí. Pone literalmente los pies en el suelo. El huerto tiene que ver con todas las materias escolares.
Un huerto nos permite hacer algo activamente en un mundo donde la mayoría de las veces las cosas se nos dan hechas. Muchos pequeños actos juntos conducen a grandes resultados.
Un huerto es un espacio donde se necesita un montón de belleza, equilibrio, reposo, actividad, ociosidad, utilidad, juego y alegría.
La realidad misma es el profesor. En ninguna otra materia se hacen tan evidentes las consecuencias que tienen la actividad o la ociosidad. Los alumnos siempre tienen que participar activamente y son responsables directos de los hechos.
La implicación práctica en las relaciones se hace parte de la vida cotidiana; he aquí una excelente oportunidad para conseguir un efecto duradero con consecuencias para la comunidad.
¿Y qué dijo Rudolf Steiner sobre esto? “Las personas que han recibido clases de horticultura serán capaces de decidir si un método o una acción agrarios concretos son o no adecuados; no porque lo hayan estudiado, sino porque se basarán en su propia intuición. Este tipo de formación también permite poner en práctica la fuerza moral. Los efectos de este tipo de enseñanza sólo se verán reflejados en la actitud social del adulto.” (<link http: www.schulgarten.ch texte angaben.htm>www.schulgarten.ch/texte/angaben.htm)
19 factores que pueden impedir la creación de un huerto escolar
La concepción antigua del huerto escolar visto como “trabajo duro” y “educación de la voluntad”: los niños deberían trabajar bien, ¡por lo menos!
No se conocen las oportunidades educativas que un huerto escolar puede ofrecer.
La horticultura no suele ser relevante en la formación para el profesorado.
La horticultura no es materia de examen; no forma parte del examen de Selectividad en España, ni de su equivalente alemán (Abitur) o suizo (Matura). En el Reino Unido, sin embargo, sí se ofrece en algunos centros como materia de GCSE. (Los editores agradecerán cualquier información relativa a la horticultura como materia de examen en otros países)
Las “materias principales” carecen de horas en el plan de estudios, en cualquier caso.
Los niños ya pasan mucho tiempo en la escuela. Si introducimos una nueva materia, les quedará aún menos tiempo libre.
¿Qué profesor estaría dispuesto a renunciar a sus horas de clase en favor de la horticultura?
“¡Siempre lo hemos hecho así!” Las estructuras existentes pueden impedir que se pongan en práctica nuevas ideas.
Crear un huerto escolar podría afectar negativamente la gestión del espacio alrededor del edificio.
Alguien tiene que asumir la responsabilidad del huerto y encargarse de él. Los alumnos no pueden hacerlo solos.
Un huerto depende del clima y de las estaciones, y obedece a unas leyes propias que a menudo entran en conflicto con la rutina escolar habitual. El calendario del huerto es distinto al del curso escolar. He aquí pues un reto para los encargados de diseñar los horarios, puesto que tendrán que solucionar este problema.
Un huerto exige cuidados incluso fuera del horario escolar, por ejemplo durante los fines de semana, las vacaciones o a lo largo del invierno. Puede resultar difícil contabilizar estas horas extras usando el patrón clásico de horarios y rutinas escolares.
Después de trabajar en el huerto los alumnos ensucian los pasillos y las aulas , lo cual requiere más limpieza.
En cualquier caso, enseñar al aire libre es muy difícil y sólo acarreará problemas.
Habrá que contar con costes adicionales de equipamiento, material, espacios y sueldos.
Puede resultar complicado encontrar el terreno adecuado.
El huerto podría ocupar un espacio donde tarde o temprano se construya.
Será complicado obtener los permisos necesarios; requiere mucho aguante sortear los pormenores legales, por no mencionar las dificultades que pueda poner la dirección de la escuela o el claustro.
¿Y qué dijo Rudolf Steiner sobre esto? ¡Nada!
19 estímulos positivos para crear el huerto escolar de todos modos
Cada huerto es único. Depende de la medida del terreno, la ubicación, el clima y la creatividad del profesor. ¡No hay dos huertos iguales!
El huerto tendría que ser suficientemente grande como para que haya trabajo para todo el mundo. Los alumnos entenderán rápidamente si su trabajo tiene sentido o no. Si el espacio es reducido, se necesita más imaginación.
Los niños y los adolescentes deberían estar en contacto con la tierra, las plantas y los animales. Esto debería producirse con las manos, los pies, el alma y el espíritu: he aquí el punto fundamental.
El huerto escolar es el aula más espaciosa, abierta al cielo y en todas las direcciones. Por favor, valoremos las beneficiosas consecuencias que esto puede tener.
Se necesita algun tipo de cobijo para protegerse del calor, el frío y la lluvia puesto que hay que poder trabajar en cualquier circunstancia meteorológica.
Se necesitan herramientas básicas, además de botas, delantales, monos de trabajo y un lugar para guardar todo este equipamiento.
Según la ubicación también se necesita un invernadero o protecciones para los planteles.
En realidad, no se necesita mucho para crear un huerto escolar.
Un huerto escolar es un espacio de aprendizaje, igual que un aula. Consiste en diseñarlo y embellecerlo. Los setos o cercos que lo delimitan son las paredes, las parcelas son los pupitres y el material escolar, y las zanjas aportan un cierto sentido de orden.
Enseñar al aire libre no es fácil. Los alumnos necesitan directrices: tienen que saber qué está permitido y qué no. Cuanto más se consiga en este sentido, menos problemas de comportamiento habrá.
Un huerto escolar no puede ser aburrido. Tendría que esconder un montón de cosas interesantes por descubrir. Tendría que ser bonito. La naturaleza ayudará encantada, pero hay que decirle lo que se espera de ella!
El huerto puede ser una mezcla de jardín inglés (donde la naturaleza se ve sólo mínimamente restringida) y de jardín barroco (donde todo está ordenado, tallado y podado). Pero nunca puede verse descuidado o desaliñado.
Los niños volverán al huerto al cabo de unos años. Llevarán consigo los hábitos que desarrollaron y las imágenes de la escuela durante el resto de sus vidas. Vale la pena hacer esta imagen lo más bella posible. Es parte de nuestra responsabilidad.
Algo a tener en cuenta: la meticulosidad excesiva y la mezquindez fastidiarán el amor de los niños por la jardinería.
Las tres cualidades que el profesor debe tener y cultivar constantemente: 1. Amor por los niños y querer estar a su lado. 2. Dominar la materia 3. Tener un enorme entusiasmo por el trabajo.
Hay muchos profesores con un montón de experiencia. Hablar con ellos o visitarles vale mucho la pena!
Se pueden encontrar publicaciones con los conocimientos básicos a adquirir y consejos metodológicos. Para echar un vistazo:<link http: www.schulgarten.ch> <link http: www.schulgarten.ch>www.schulgarten.ch (disponible sólo en alemán. NdT).
Atención: Como profesor de horticultura, el jardinero que llevas dentro sufrirá bastante! Los alumnos nunca llevarán a cabo las tareas como lo haría correctamente un “jardinero”. Y las vacaciones siempre llegan en el peor momento del año. Y las clases anuladas...y el mal tiempo … Por lo menos así te das cuenta de que tu tarea es altamente educativa. Sobrellévalo. Pero no abandones!
¿Y qué dijo Steiner sobre esto? “¡Házte bailarín!”
Peter Lange es profesor de horticultura en la escuela Rudolf Steiner del Zürcher Oberland, en Suiza. También es formador en horticultura educativa en la AfAP (Academia para la pedagogía antroposófica; curso de formación para el profesorado, Dornach, Suiza).
Traducido por Montserrat Babí