Jugar, hacer ejercicio y moverse nos puede procurar una enorme satisfacción. Nos sentimos más libres pero también más comprometidos con el mundo. Es interesante constatar que todas las lenguas están llenas de referencias metafóricas al movimiento y la dirección. Por ejemplo, si pido una “respuesta directa” todo el mundo sabe que estoy esperando una respuesta honesta y veraz pero uso una cualidad direccional (directa) para describirla. Un delincuente es retorcido, y el giro de un político esquiva la rectitud y la verdad. Un poli descarriado es un policía corrupto. La toma de decisiones requiere un equilibrio de pros y contras; queremos evitar una decisión “unilateral”. Las balanzas de la justicia sopesan opiniones diferentes para llegar a un juicio “equilibrado”. La lista de metáforas es interminable.
Este fenómeno no es propio de una sola cultura, se da en todas las lenguas, es inherente al ser humano. El espacio que nos rodea tiene “cualidad” y usamos descripciones de esa cualidad para mejorar la comunicación verbal y escrita.
Además, la forma en que usamos el espacio, cómo nos levantamos, nos sentamos, nos movemos y gesticulamos, son en si mismas formas de comunicación. Cuando estamos contentos, saltamos de alegría o incluso tocamos el cielo con las manos. Cuando estamos tristes, estamos cabizbajos o nos sentimos por los suelos. En el ya clásico símbolo del smiley, la curva hacia arriba o hacia abajo de los labios es suficiente para transmitir instantáneamente felicidad o tristeza, aprovación o rechazo. En muchas lenguas, se usa la misma palabra para “dificultad” y “pesado”, por ejemplo en alemán (“schwer” y “schwierig”). Los sentimientos de “triunfo” y “fracaso” están íntimamente relacionados con los conceptos “hacia arriba” y “hacia abajo” del espacio. Entre los dos está la línea horizontal de la calma. No es casualidad que las vistas de un paisaje con un horizonte lejano y plano conlleve sensaciones de paz y satisfacción. Parte del encanto de unas vacaciones en la costa reside en la magnitud relajante de la línea del horizonte. Cuán diferentes son nuestras sensaciones ante el espectáculo de un paisaje de montaña que, con sus picos y valles suele producir un efecto más estimulante o tonificante. En el plano horizontal nuestras sensaciones de igualdad y equanimidad se acentúan. Una mesa de negociaciones es aquella en la que políticos y mediadores se reúnen, la mesa del rey Arturo o la de la Última Cena son símbolos clarísimos del punto de encuentro humano. Un árbitro que impone respeto generalizado es aquel que consideramos una persona “centrada” y que tiene “los pies en la tierra”. Después, cuando llega el momento de decidir, hablamos en términos de verticalidad: las salas de juicio suelen tener altas columnas, la ropa de los jueces emfatiza la rectitud y sus mazos harán un movimiento como para remarcar el hecho de que que se ha decantado por una de las posturas.
Incluso en nuestra forma de experimentar el tiempo, otra dimensión, solemos comunicarnos en términos espaciales. Miramos “hacia adelante” para referirnos al futuro, “hacia atrás” para hablar del pasado y vivimos el “presente” entre ambos. Un proceso en el tiempo se puede describir por “pasos”, por ejemplo en un manual de instrucciones; "Paso número 1: Abra el paquete y fije los tornillos". “Paso número 2: Ahora coja la tabla…”, etc. También guiamos a alguien “paso a paso” para enseñarle algo nuevo.
Cuando nos movemos interactuamos constantemente con las fuerzas y el sentido del espacio que nos rodea. Nos expresamos a través del movimiento, pero también podemos cambiar lo que sentimos interiormentre moviéndonos de una forma distinta. Todos conocemos la satisfacción que experimentamos después de habernos ejercitado adecuadamente o ante la ejecución ordenada de una nueva habilidad antes desconocida, como la "justa" trayectoria de la flecha que da en la diana, los compañeros de equipo que, conociéndose tan bien entre ellos tienen la capacidad de enlazar una serie de pases brillantes gracias a sus “automatimos de juego” o el “hermoso” momento de la volea de revés o de un salto mortal. Así pues, cuando nos movemos no sólo expresamos algo de nuestro ser interior sino que podemos cambiarlo, y en ello podria subyacer el origen de la pasión universal por el entretenimiento o la “recreación” (re-creación).
De este estudio del espacio y del movimiento surge una serie de ejercicios básicos llamados Gimnasia Bothmer que, practicados con regularidad, facilitan un cambio de las posturas y de los movimientos internos y externos. Estos movimientos se originaron en Europa en los años 20 del siglo pasado y en los últimos 30 años han revivido. Los métodos se aplican en escuelas, centros de formación para adultos, de educación curativa y de fisioterapia.
Las posibilidades que de ello se derivan son infinitas, y cada vez más personas se benefician de esta actividad tan estimulante y elocuente.
Martin Baker
office@bothmer-movement.co.uk
<link http: www.bothmer-movement.eu port index.html>www.bothmer-movement.eu
Traducido por Montserrat Babí