“Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre siento que debo estar equivocado.” Oscar Wilde (1854-1900)
Esperanza e inocencia en un mundo de absurdo y de luchas
En general, la gente es optimista y espera que las cosas vayan bien. En el caso de los niños, muy especialmente; cuando vemos inocencia y esperanza fluyendo juntas a menudo estamos ante un niño. Una forma poderosa y convincente de mirar el mundo es ver dificultades, infelicidad y conflicto en casi en todas partes. Es como si viviéramos en la vorágine de una fascinante paradoja de progreso optimista y reveses decepcionantes. Eso es así sobre todo para los maestros, ya que trabajan para acoger a los niños al mundo, en todas sus facetas.
¿Cómo mantener vivas las llamas de la inocencia y el fervor de la esperanza en lo que parece un mundo cada vez más absurdo y difícil? No se trata de una pregunta frívola o retórica; va directa al corazón del dilema al que se enfrentan aquellos que intentan educar a los niños hoy en día. ¿Cómo equilibrar la exposición y la protección? ¿Cómo sopesar las ventajas y los riesgos de un enfoque del aprendizaje que tiene que ver con la metáfora y la investigación, en contraposición a otro basado en hechos y pruebas? ¿Cómo ofrecer un abanico de posibilidades que abarque desde una visión del mundo como lleno de vacío hasta otra que considere el mundo como cargado de sentido? ¿Con qué criterio deciden los maestros el momento en que hay que ir al grano y tratar con la moneda del intelecto y la razón y el momento en que se puede navegar en historias de esperanza, inocencia y muchas otras cosas? ¿Cuál es la mejor manera de potenciar lo que llamamos hecho y lo que llamamos cuentos y aprovechar ambas cosas de una forma oportuna, positiva y potente?
La promesa
La escuela donde trabajo actualmente está ubicada en una casa de pueblo victoriana y sobre la puerta principal se puede leer esta inscripción grabada en la piedra: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hechos de los Apóstoles, 2:39)
Mirando estas palabras, escritas en la piedra, se me ocurre que la educación es una promesa que hacemos a los niños que tenemos a nuestro cargo. Una promesa tiene que ver con el futuro, y es esencialmente positiva y se basa en un compromiso. Pero una promesa no es una garantía, y es algo que los humanos hacemos para nuestros adentros. Si la educación es básicamente una promesa (a nosotros mismos, a nuestros hijos), ¿qué es lo que constituye una promesa? Muchas veces, pero no siempre, una promesa viene acompañada de esperanza y de entusiasmo; algo nuevo va a pasar o a empezar. Por lo tanto, una promesa es fresca y joven, mira hacia adelante y viene de un noble lugar en el que quien promete se mantiene leal y lleno de intención. Y como veremos más adelante, cuando se establece una promesa mutua, algo nuevo nace.
Principios y convenciones
Cuando reflexionamos sobre prácticas y principios educativos, una cuestión que se cierne sobre el debate es si algunas de las “fórmulas probadas que funcionan” se han convertido en convenciones, en lugar de dar respuestas adecuadas al momento. Si un enfoque o estrategia adquiere simplemente el carácter de convención, probablemente tenga más que ver con la manera en que se hacían las cosas que con las nuevas maneras en que podrían hacerse. Los principios “que funcionan” difieren enormemente de los métodos “que funcionan”. Unos abren la puerta a la innovación y a la renovación; las otras, por sí solas, corren el riesgo de irse agotando. Distinguir entre principio y convención es una tarea importante para poder discernir lo que es cambiante, progresivo y está vivo de lo que son hábitos muertos o vacíos. Se podría decir que los principios dan lugar a hábitos nuevos y apropiados, mientras que las convenciones corren el riesgo de asfixiar la renovación al aferrarse a las tradiciones cansinas. Entre principio y convención, el concepto de solución de compromiso adopta el rol de invitado de piedra, o hasta el de un intruso que no es bienvenido.
En los confines de lo que se considera un compromiso, desde una perspectiva platónica-absolutista, surge la siguiente pregunta: sería el nacimiento el primer compromiso o sacrificio que debemos hacer? En algunas ocasiones, Steiner se refiere al nacimiento como una especie de enfermedad -una enfermedad para el espíritu- que nos pasamos la vida intentando aceptar. He aquí una consideración radical e inquietante: que hemos hecho un gran sacrificio al nacer y que la vida que tenemos ante nosotros se convierte en un viaje para ir hacia adelante e intentar transformar un sacrificio en un diálogo.
Supuestos ycompromisos
Si oigo el sonido del agua burbujeando en una tetera, tiendo a suponer que ese agua está muy caliente, cosa que suele ser cierta. Si entro en un aula de la tercera clase para observar una lección de pintura, probablemente dé por sentado que el papel estará húmedo y que la pintura será de la marca Stockmar.
Una forma de describir un supuesto es decir que es algo que damos por sentado, o lo que nos esperamos sin realmente pensar en ello. Yendo un poco más allá, podríamos decir que los supuestos nos conducen hacia lo que estamos buscando; aportan y confirman el sentido que tiene algo. Los supuestos pueden ayudar mucho y tienen una importancia vital en nuestro día a día. Sin embargo, cuando convertimos los supuestos en convenciones de forma rutinaria y obsesiva, el camino puede llevar hacia el dogma y hacia la tradición en un ciclo repetitivo. La tendencia a querer permanecer anclados en una convención nos puede hacer algo cerrados o nostálgicos cuando lo que nos es familiar ya no está. O bien cuando nos enfrentamos a un giro inusual o inesperado de los acontecimientos (la tetera tiene una pequeña bomba interna que hace que el agua que burbujea en realidad esté fría), podríamos llegar a responder de una forma confusa, sospechosa o reaccionaria, alejándonos de las cosas con las que no estamos de acuerdo o con las que no se corresponden con nuestra imagen de normalidad.
En lo que a compromisos se refiere, bueno, una forma de definir un compromiso es describirlo como una situación o un resultado que no tiene nada de ideal. Si yo tengo muchas ganas de irme de vacaciones a Escocia y mi mujer ha decidido que le apetece ir a Noruega, podríamos buscar un punto de encuentro y optar por las islas Orcadas. A menudo relacionamos el buscar una solución de compromiso con la idea de ser pragmáticos. Consideramos que una persona pragmática es también práctica; alguien que no es purista, que desea encontrar el punto medio, renunciar a su primera preferencia y buscar el compromiso. Como su origen latino indica, la palabra es la fusión de dos términos distintos: prometer conjuntamente.
En agosto de 1919, justo antes de la apertura de la escuela Waldorf en el sur de Alemania, Steiner (GA 300a) habló ante los futuros maestros de la necesidad de buscar soluciones de compromiso:
“Sin embargo, necesitaremos buscar soluciones de compromiso. Los compromisos son necesarios, dado que todavía no hemos llegado a un punto en el que podamos lograr un acto completamente libre... Por un lado, tenemos que saber cuáles son nuestros ideales, pero tenemos que ser suficientemente flexibles para adaptarnos a cosas que están muy lejos de nuestros ideales. La difícil tarea de armonizar estas dos fuerzas recae en cada uno de ustedes”.
Ciertamente, una mezcla de creatividad, caos y compromiso caracterizó la apertura de la escuela desde el principio. La escuela se abrió más de una semana más tarde de lo previsto, los horarios se elaboraron a última hora, se enseñaba a los alumnos por turnos (no había aulas suficientes para el número total de inscritos) y los pupitres iban llegando a cuentagotas, cosa que provocaba que los alumnos tuvieran que sentarse en las sillas del antiguo restaurante mientras escribían apoyados sobre sus rodillas.
En un nivel más estratégico, se adoptaron tres compromisos con las autoridades locales para que la escuela pudiera abrir sus puertas. En primer lugar, la escuela accedió a someterse a inspecciones regulares, incluyendo una visita de registro previa a la inauguración. Inicialmente los maestros tuvieron que recibir una autorización del departamento de educación del Lander, y por lo tanto estaban obligados a tener un certificado de maestro de estado. El tercer compromiso pertenecía al ámbito de la enseñanza y el aprendizaje. Aunque se concedían libertad y autonomía respecto al plan de estudios ofrecido, se acordó que la escuela formaría a los alumnos de modo que hubiera paridad académica con las escuelas públicas de la región a los 9, 12 y 14 años.
En el tercer año de la escuela, en 1921, Steiner retomó el tema del compromiso. En cuanto a cómo se debería enseñar y atender a los niños, Steiner instó a los maestros a ofrecer un enfoque dinámico y contemporáneo tanto a las clases como a los alumnos: “Nunca debemos alejar a los alumnos de la vida contemporánea... desde el primer momento debemos llegar a soluciones de compromiso de todo tipo”
Espero que no resulte demasiado polémico decir que partimos de supuestos constantemente y que los compromisos son un hecho de la vida. Ocurren continuamente. Ahora, habiendo leído estas palabras, se creará una cadena de supuestos en la mente del lector y algunos, si no todos estos supuestos pueden comprometer perfectamente los pensamientos y las intenciones reales que se esconden tras de las palabras. No puede ser de otra manera, ya que los supuestos y los compromisos son como paradas u obstáculos en el proceso de tratar de llegar a un sentido. Como sugiere Victor Frankl (1991) en su obra sobre la Logoterapia, la importancia, o la necesidad, de encontrar sentido a las cosas es una fuerza primaria y de motivación en el ser humano. Si estamos de acuerdo en este punto, entonces todo el proceso de identificación, diferenciación y distinción del sentido en el espectro de principios y convenciones, ideales y compromisos, verdades y mentiras, se transforma en una dinámica vital en el desarrollo y la renovación del pensamiento y la actividad humanos.
Si imaginamos dos manantiales, uno con la etiqueta “pasado” y el otro “futuro” podríamos pensar en poner los supuestos en la fuente marcada como “del pasado” o “conocido”, mientras que los compromisos encontrarían sin duda su lugar en la fuente marcada como “hacia el futuro” o “incertidumbre incómoda”. En si mismas, las dos fuentes no son ni deseables ni evitables, son simplemente distintos aspectos de un todo al que llamamos conocimiento. En el curso de una reflexión sobre la transitoriedad, el poeta romano Ovidio (2012) lo describe de este modo:
Pero como la ola es empujada por la ola y la misma
que llega es impelida y a su vez impele a la anterior,
así las horas huyen y a la vez también persiguen,
y se renuevan sin cesar; pues lo que antes era queda atrás
y cobra ser lo que no existía, y cada instante es renovado”
Compromiso y acomodación
En inglés existe una relación entre los términos compromise (compromiso) y accommodation (alojamiento, acomodación). “Acomodarse” a alguien es llegar a un acuerdo con esa persona o avenirse a algo, probablemente haciendo algún tipo de renuncia durante el proceso. Y por otra parte accommodation es también algo que ofrecemos a alguien, un lugar donde protegerse o descansar. Un lugar en el que residir o pasar un tiempo. En este sentido, el compromiso será el hogar que proporcionaremos a lo que hay en el mundo, a tus ideas. Te acomodaré. Yo cambiaré, tú cambiarás, nosotros cambiaremos, el mundo cambiará; conservaremos algo y crearemos algo nuevo.
El compromiso es, sin duda alguna, un alejamiento de los ideales, del dogma y del triunfo, y sin embargo puede considerarse como la semilla a partir de la cual pueden crecer la novedad y el cambio hacia lo desconocido. En lugar de hacer las cosas a mi manera o a la tuya, el compromiso se adentra en un camino incierto del futuro, dejando a un lado las autopistas del pasado que recorren una ruta que nos lleva a un destino que pensamos conocer, pero que a lo mejor no reconoceríamos si llegáramos. El poeta israelí Yehuda Amichai (1997) transmitió los peligros de la adhesión a "mi" posicionamiento y el difícil camino de sacar a la luz esa falsa certeza:
“En el lugar en el que tenemos la razón jamás florecerán las flores de la primavera. El lugar en el que tenemos la razón es duro y está pisoteado, como un patio. Pero las dudas y el amor desentierran el mundo, como un topo, un arado. Y se escuchará un rumor en el lugar en donde había una casa hoy en ruinas.
¿Una primavera sin flores? ¿Qué está insinuando? Dos posicionamientos o tres posicionamientos que no coinciden tienen que llegar a una solución de compromiso para crear un nuevo posicionamiento que esté vivo y sea veraz para el momento. Dicho compromiso debe ser generoso, no ruin. Cuando se crea algo nuevo, surge una oportunidad para crear un significado compartido, no una aceptación a regañadientes. Este es el momento en el que el pensamiento se libera y no tiene que actuar como obstáculo o cuello de botella.
Trevor Mepham es el Director de la Academia Steiner Frome, una ”escuela libre” de Somerset, Inglaterra, financiada con fondos públicos. Fue también Director de la Academia Steiner Hereford y co-director de la licenciatura Steiner en Letras (Bachelor of Arts) en la Universidad de Plymouth. Anteriormente trabajó como tutor en la escuela Steiner de South Devon. También ha ejercido como asesor en las aulas y como miembro del Comité Ejecutivo de la Steiner Waldorf Schools Fellowship (SWSF) y del Consejo Europeo para la Educación Steiner-Waldorf (ECSWE). Es miembro del Consejo Ejecutivo de la ONG Children of Peace, una organización que trabaja con los niños palestinos e israelís para construir relaciones pacíficas y positivas para las generaciones futuras.
Traducción: Montserrat Babí
Referencias
Amichai, Yehuda (1997), Un Idioma, Un Paisaje: Antología Poética 1948-1989, Madrid, Hiperión.
Frankl, V. (1991), El hombre en busca de sentido. Barcelona, Herder.
Ovidio (2012), Metamorfosis, Madrid, Alianza editorial, Libro XV, p. 440, vv. 180-185.
Steiner R. (1994), Coloquios pedagógicos y conferencias curriculares, Cuadernos Pau de Damasc, GA 295
Steiner R., Encuentros con los maestros de la primera escuela Waldorf, GA 300a
Steiner R. El saludable desarrollo del ser humano / El segundo septenio, Editorial Antroposófica Argentina, GA 303