La estructura de la sociedad actual hace necesario que tanto padres como madres trabajen fuera de casa, con lo cual necesitan una atención externalizada para sus hijos. Las estructuras familiares han cambiado por completo; ahora hay muchas familias monoparentales, niños que viven en dos familias, una semana con mamá, otra con papá. Las familias están compuestas por niños en custodia compartida o adoptados; las posibilidades son múltiples.
Muchos de los padres y madres de hoy en día han pasado la mayor parte de su infancia en centros de educación infantil, y por lo tanto no disponen de modelos de crianza. Realmente no saben casi nada sobre cómo ser padres. Actualmente la sociedad valora el intelecto de una forma tal que a los niños se les apresura para que crezcan y usen el intelecto demasiado pronto. A menudo no se tiene en cuenta el hecho de que la infancia necesita su tiempo. De todas formas, respecto a la sociedad en general existe la necesidad de una atención externa, y lo solventamos creando centros en este sentido. Entonces la gran pregunta es: ¿Qué tipo de atención estamos ofreciendo? ¿Qué tipo de atención es la adecuada?
En la práctica
A continuación me gustaría analizar algunos aspectos de la atención infantil en la práctica. Hoy muchos centros están abiertos las veinticuatro horas del día, aunque la mayoría abren durante nueve o diez horas. Esto significa que hay cambios de turno del personal, con la consecuencia que el niño tiene varios adultos que se ocupan de él a lo largo del día. Los compañeros también van cambiando durante el día, puesto que algunos llegan o se van en horarios distintos.
Si creemos que el “Yo” del niño se basa en el “Yo” del cuidador, entonces debemos preguntarnos qué pasa si el “Yo” cambia varias veces al día. ¿Qué pasa con el adulto en calidad de modelo a seguir? ¿Cuántas horas al día debería estar un niño en un centro de educación infantil? ¿Dónde terminan las influencias positivas y dónde empiezan las negativas? Sabemos que el niño pequeño necesita conectar con el cuidador o cuidadora mediante el contacto visual y la presencia física y mental del adulto. El niño necesita un ritmo y un sentido permanente de reconocimiento en su entorno.
Desarrollo físico
Algunos centros para niños de preescolar están en apartamentos en un primer piso o incluso más altos y/o no disponen de ningún espacio exterior para jugar. Esto supone un problema para el juego al aire libre. A menudo, para hacer el trayecto hasta un parque los niños van montados en “vehículos”, mirando hacia adelante y sin contacto visual con el cuidador. La ropa no suele ser la adecuada para saltar en los charcos, jugar en el barro o trepar. Se lleva a los niños a parques uniformes donde adultos físicamente pasivos les dicen todo lo que no pueden hacer. En Copenhagen, Dinamarca, las autoridades han informado a los padres de que los niños no saldrán al aire libre entre los meses de septiembre y mayo debido a restricciones económicas: simplemente, no hay suficientes recursos humanos para poner y quitar abrigos, gorros, guantes y botas de invierno, necesarios durantes los meses de frío.
¿Cuáles son las consecuencias de todo ello? He observado que la falta de actividad física conduce a patrones de sueño interrumpido: como el sueño debido al cansancio físico ya no se produce, nos encontramos con niños irritables, fatigados e insatisfechos. La falta de ejercicio se traduce en una pérdida de apetito, que a su vez se traduce en niños caprichosos con la comida. La falta de coordinación lateral da lugar a un lenguaje empobrecido, tanto a nivel de pronunciación, de expresión como de la alegría de comunicar. Podríamos decir que el niño continúa centrado en lo que pasa en su cabeza y descuida el resto del cuerpo. Conozco a bastantes niños que todavía llevan pañal a los cinco o seis años, cosa que yo atribuyo a la falta de actividad física.
Habilidades sociales
Actualmente muchos niños no tienen modelos a seguir cuando se trata de cuidar a los demás, puesto que son hijos únicos y no interactúan con niños de edades distintas. Creo que es preocupante que a los niños de hoy se les separe por edades a lo largo de toda la infancia. Los niños mayores y más pequeños actúan a modo de marco de referencia en el que el niño puede ubicarse: puede ver de dónde viene y hacia dónde va, y así encuentra su lugar en el mundo. Si un niño sólo juega con otros de su edad, no tiene nadie en quién verse reflejado, nadie en quién inspirarse para crecer.
En los grupos de edad diversa la consideración para con los demás sucede de una forma más natural. En la sociedad moderna de hoy estamos muy separados los unos de los otros, casi no interactuamos con los vecinos y estoy convencida de que esto hace todavía más importante el fomento del desarrollo de las habilidades sociales.
Una pregunta que debemos hacernos en el movimiento Waldorf es cómo abordamos estas preocupaciones. ¿Seguimos el enfoque convencional para dar respuesta a las demandas actuales o defendemos los derechos y necesidades de los niños y limitamos el marco horario y lo que les ofrecemos? ¿Somos capaces de abogar por el derecho de los niños a estar con sus padres asumiendo así un posicionamiento político? ¿O simplemente hacemos como los demás y tapamos la herida con la esperanza de que desaparezca el dolor?
Cuidar de los niños hoy es más que nunca una cuestión de cómo queremos que sea el futuro. !Tengamos un debate abierto con todos aquellos que están verdaderamente interesados en la infancia!
Helle Heckmann es maestra en un jardín de infancia Waldorf en Dinamarca. También ofrece cursos, talleres y asesoramiento en todo el mundo. Ver su sitio web slowparenting.dk
Traducido por Montserrat Babí